Meditaciones
Es una tentación común querer arreglar, un conflicto [los que son arreglables], sin el debido análisis, como vivimos en un mundo instantáneo, con un solo clic, se nos abren las carreteras del ciber, podemos pensar igual de los conflictos…dicen que los evangélicos tienen una práctica todavía común de “arreglar”, “reconciliarse”, prefieren los encuentros o retiros espirituales, mientras se abrazan los involucrados, los demás cantan: “estos son los que han vencido con la sangre del Cordero”, desesperados por reconciliarse, olvidan que en mucchos casos se requiere tiempo para sanar, puede resultar el abrazo en público, pero prefiero el dialogo franco para buscar los puntos de concordia, en muchos casos el abrazarse en público, es simplemente querer tapar con una falsa espiritualidad, lo que deberíamos hablar en privado, es de alta consideración y amor al projimo escuchar lo que hay en su corazón, Jesús nos dejó ejemplo que los temas pendientes entre personas hay que hablarlos y evitar tirarles un manto de “espiritualidad”, debemos procurar vivir reconciliados, en tanto nos sea posible, sin olvidar el aseo quirurgico al corazón.
Otros en la intimidad del matrimonio negocian-usan placer por “abuenarse”; un ramo de flores puede salvar; una moneda podría comprar el alma de varios; un chocolate puede devolver la “paz” perdida; “un ya pues no se ponga difícil”, ahorraría la lata de hablar el tema; una presión-chantaje, “si me quiere haga un esfuerzo”, podría salvarlo jabonado de descubrir lo que se quiere tapar; un fue sin querer, no fue mi intensión, [viejo truco], puede evitar que se enfrente a la verdad de las cosas; o simplemente la frescura, “ya metí la pata, el mundo es peor que yo, ubícate, mira lo que te he dado”, como si la materia que nos rodea sirviera para las cosas del alma; o el As’ bajo la manga “me quiele, abacho” chuc’, muac’; o el optimismo cándido “miremos pa´ adelante, olvidemos el pasado, como si perdonar es olvidar como muchos creen erradamente, como si el corazón fuera un portafolio, que sólo es cuestión de dar vuelta la página, o simplemente silencio, hasta que el otro se agote y ceda.
Como en la cultura chilensis se cree que las enfermedades son del cuello para abajo, se olvida que las emociones, la siquis, el alma humana, funciona con la misma ley física, si te dan un golpe, [una palabrota, un desprecio, un juicio errado, una actitud hiriente, indiferencia, silencio agresor, etc.], necesitas curaciones, una herida abierta es muy susceptible a contagiarse, esperar que el tiempo haga su efecto, parece prudente, que todo golpe debe ser tratado, por lo común somos más frágiles de lo que pensamos, que entre más preciso el diagnóstico, más eficaz el remedio.
José el hijo indigo de Jacob, nos dejó un arquetipo de cómo recomponer relaciones rotas, buen ejemplo de amor, respeto, privacidad, franqueza, emociones libres, cuando trató su caso con sus hermanos,[consulte el libro de Génesis, cap. 42-47], Pablo el apóstol, con Bernabé se tomaron su tiempo en arreglar su conflicto, distancia terapéutica dicen algunos, Jesús nos habla de seguir un proceso con el que ha surgido la diferencia, todo indica que se debe limpiar la mesa antes de poner un mantel limpio.
José Hernán.