Meditaciones...
De niño fuí dramático para las despedidas, aunque fueran a un par de kilómetros de distancia, recuerdo que mi padre trabajaba lejos de casa y a veces con mamá y mi hermana mayor lo visitábamos desde un viernes hasta un lunes, cuando el no podía ir a vernos, aferrado a su pantalón planchado con mi cara llorosa me despedia de el y lo veía bajar la loma para irse a su escuelita solo hasta 15 días después.
Hoy me pasa un poco igual, porque quiero hasta los árboles, la laguna Las Tres Pascualas donde se recrea el milagro de caminar sobre el agua, la redondes simétrica de la Laguna Redonda, el mar que juega a las escondidas en tantas caletas y playa de este lugar, la playa que era blanca cuando llegué y que ahora se puso negra, el río Bio-Bio tan flojonaso en el verano que parece que no se mueve y en el invierno imponente y majestuoso, no pasamos tan tranquilos sobre el, toda la fauna y flora me envuelve, del clima mejor no hablo porque los inviernos son eternos y esa humedad fastidiosa que no nos abandona casi nunca.
De los seres y cosas que habitan en mi vida recuerdo los más simpáticos agradables caballeros, damas, distinguidos, generosos, nobles, amantes de lo bueno, de lo puro y honesto, que buenas personas me llevo de este lugar en mi caja de recuerdos en un rinconcito de mi alma, los que se entregaron a Dios en mi ministerio, que bello espectáculo es ese, cuando el hombre vuelve a ser niño por la gracia del Espíritu y se abre entero a Dios y a las personas, esa fue mi bencina en muchos tramos del camino, a los que les causé dolor o algún daño les pido perdón, a todos ellos les digo que consideren mis palabras como sinceras.
De los que fueron mi sostenimiento en mi circulo íntimo, una especie de pretorianos de mi vida les envío un abrazo inmenso desde este blog, buen tiempo vivimos. Mas al norte comenzaré una nueva historia y como siempre bajo la gracia infinita del que nos quiere siempre, Jesús el amigo de todos y a tráves de El he aprendido que los hijos no se separan, se distancian, que la familia no se destruye se transforma, que los matrimonios son experiencias y no todos pueden llegar a buen puerto, que los amigos verdaderos duran para siempre, que hasta los enemigos pueden ayudarnos a llegar purificados al cielo, que la vida es indistructible, porque Cristo es la vida, que todos podemos volver a empezar a escribir una página nueva sin echarle la culpa a nadie por el pasado y el presente, cada uno es protagonista de su propio camino y no hay que apurarse tanto para decir si es malo o bueno.
No me gustan las despedidas, me gustaría tomármela con humor, como Arnold Swaneger cuando le dijo a Sara y al niño después de salvarlos "hasta la vista baby" pero las cosas se me quedan en la vida, y no me las puedo sacudir tan rápido, así que me despido de Concepción y su gente con profunda emoción, pero igual intentaré decirles hasta la vista brother de aquí y de allá...
José Hernán...