Qué gris es este día
Tan lleno de recuerdos
Tan lleno de sentimientos
Tan alma adentro.
Qué fuerte su paso
Por el calendario de los tiempos
Quedó marcado
A sangre y fuego
Todo lo demás es incierto.
Qué fuerte el grito
De los cementerios
Que aún retumba
En los tribunales
De Injusticia.
Que largas y silentes
Las horas de la tarde
Estando todos en casa
No cruzaban palabras
Qué misteriosas las paredes
Hay que desconfiar de ellas
Al otro lado
Puede haber un fantasma
Con una metralleta
Qué de la revolución de las flores
Qué de la paz
Qué de la bandera
y de la canción nacional
Qué de las fronteras
y de los mares.
La Dulce Patria llora
Ya no tiene pan para sus hijos
Ya no hay un beso en la frente
Para esa madre que esperaba
Con sopa caliente
Al hijo que tarde llegaba
Qué de las universidades
Y de las universitarias
Ya no cantan en la playa
Ya no ríen
Ni se bañan en el estero
Con una flor en el pelo
Qué de las guitarras
Y de los tambores
Qué de los niños
Qué de los doctores
Qué de los trabajadores
Qué de las calles
Y qué de los aviones
Qué de los circos
Y sus desteñidos colores
Qué de los organilleros
Y del algodón de sabores.
Qué de la misa
Qué de la Biblia
Y qué de los misioneros
Y su escuela dominical
Revisan sus pasaportes
Hay que celebrar.
Qué de las camisas al viento
Y los zapatos entierrados
Ya no hay utopías
Los pobres
Otra vez postergados.
No olvidemos que el Evangelio es para leer el día a día de la vida...
Un aporte de VGO.
VGO. Once de septiembre de 2009