jueves, 14 de octubre de 2010
"Famosos" otra vez.
Meditaciones.
Un amigo misionero me envía saludos jubilosos desde Paraguay por los 33 rescatados invocando componentes religiosos de por medio. ¡Sí, gracias! le dije. Me alegro por esa gente que fue devuelta a la vida, lo que lamento es que nos hagamos famosos en el mundo por la negligencia inexcusable de “empresarios” fríos y calculadores que no les tiembla la mano para exprimir a su gente, someterla a trabajos con niveles de riesgo increíbles para el sentido común de cualquiera. Pero no hay muchas alternativas, hay que aceptar las reglas del más fuerte.
Nos viene el patriotismo como un torrente, cantamos nuestro himno nacional, y nos llenamos de banderas, los medios cruzan la línea sin más entre lo que es informar y el morbo. Hay que estrujar el limón, “pesos pesaos” de las comunicaciones. Merodean, se acercan al cerro pera rastrojear qué hay entre el dolor y la esperanza que puedan capitalizar, ver cuanto pueden de lo saturadamente informado, “informar”. Buscan afanosamente un ángulo que no ha sido tocado, pregúntele a Jonny Barrios como lo reventaron sin asco sacando a luz su vida íntima.
No faltan las frases para el bronce: “Somos un solo país, en las crisis nos hacemos grandes, el corazón del chileno es solidario…C,H,I…¡¡¡etc. Me gustaría creerlo, ¡cómo me gustaría que fuera cierto!.
Lo creeré cuando existan oportunidades reales en una educación igualitaria para todos. Algo ayuda la ley SEP (Subvención especial preferencial) y la Junaeb (Junta de auxilio escolar y becas). Pero conozco las dos caras de la moneda, los que tienen todos los recursos del mundo desde la cuna y los que salvo una dosis genética salen a duras penas de la básica para capotar la mayoría de ellos en la secundaria, excepción son uno que otro que de la pobreza llegan a la Universidad y sale en TV, como especie única a estudiar.
Lo creeré cuando el acceso a la salud sea un derecho de todos, a pesar de todo Cuba nos da lecciones en ese campo. No es posible que la salud, el bien supremo de una persona, lo regule el mercado; no hay derecho, "que atropello a la razón", que estado es el que permite a buitres inescrupulosos te roben lo que no tienes con un “plan de salud” hecho a su medida, aprovechándose cruelmente de tu enfermedad.
Lo creeré cuando ya no haya más "Techo para Chile" y cada hombre de esta tierra viva en espacio digno conforme a su historia, que los puentes y las caletas y salientes rocosas y barriadas sean jardines y no un enjambre de casuchas ¿A caso un hombre no merece un espacio digno donde vivir? ¿Reír llorar, dormir, amar? …¡Que estado es aquel que tiene a sus hijos a la intemperie, humedecidos en invierno y fritos por el sol del verano!
Lo creeré cuando las leyes laborales guarden equilibrio entre el derecho individual de emprender y el bien social de los más carentes, no puede ser que cada supermercado tenga una sociedad para evitar la negociación colectiva de las caricaturas de sindicato que tienen, todo porque la ley lo permite, nos queda vivir del campañazo que a la larga nos empobrece más. Súmele las ofrendas/colectas que llenan el calendario, así respiramos un poco con cada Teletón que es la nada misma
en relación a las ganancias anuales de una empresa grande de nuestro país; nos queda Farkas con sus nuevos dientes que parecen teclas de piano nos asombre una vez más con cinco palos por nuca a los mineros, y con ello, la gloria.
Lo creeré cuando un día los hombres piensen más en ser justos que adinerados, crean más en la bondad que en el egoísmo, vean que es mejor ser bueno que diablo, miren que una sociedad es un todo y no la suma individual de gente, entiendan que mientras haya un hombre solo se morirá inevitablemente, que mientras exista un pobre todo el sistema peligra, que la Dehesa se cambie a Pudahuel, que el barrio El Golf se permute por la población Sta. Mónica de Conchalí, que Lonco se traslade a Hualpencillo, cuando pensemos en serio que al final somos todos hermanos…
José Hernán.
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