Cuatro muchachos se pusieron en las cuatro puertas del auto como barreras humanas para salvar a un conductor desviado contra el tránsito que al parecer entró en pánico en medio de una multitud que celebraba el año nuevo en las calles de Valparaíso, los porteños se toman las calles animados por el mosto en todas calidades y marcas, lo quisieron linchar, entrar en razonamiento humano en medios de las pasiones multitudinarias, no deja de ser sorprendente y no es exageración llamarlos héroes contemporáneos, esa es la otra juventud, humana, cálida que hoy se preocupa hasta de los perros vagos llenos de pulgas y garrapatas, este siglo nos trae también humanidad, respeto por toda forma de vida.
El pasado te condena Bam Bam, la rubia debilidad de futbolistas, cantantes, chicos reality, etc. dirá finalmente el por qué de la separación, el futuro de la patria depende de esto así que muchos están pegados a la tele consternados a ver como termina esto, que hubo violencia, que esto que el otro, mientras Ivancito, el héroe del esfuerzo deportivo descansa en Argentina con su familia, salven a los hijos que no vean eso, podrían pensar que el padre es humano como tantos que ven truncados sus sueños amorosos, que en un momento hicieron promesas que no pudieron sostener en el tiempo, a lo mejor los Zamorano Alveró fueron sabios y dijeron: lo pasado pisado, para poder construir el futuro. Lo del Quique y Roxana dicen que no vale la pena comentar porque es un problema de curaos, que son exagerados.
Una cuentera se sube al Transantiago, la conozco, con un verso para conmover a cualquiera, el discurso estaba cuidadosamente hecho, todos los detalles condimentaban la historia, sola, media enferma, allegada en caso de parientes lejanos, con un hijo grave en Puerto Varas, ella entró a trabajar hace poco le faltaban como cinco lucas para costear el pasaje e ir a verlo, no hablaba bien dijo porque se había tomado un relajante muscular para capear la tormenta, una vez entré en duda en una historia parecida y la fui a dejar en auto al terminal, le compré el pasaje y la subí al bus, le conté al conductor del bus y esperé que partiera rumbo a Chillan desde Concepción, vi de reojo que le gesticulaba al chofer cuando el bus salió del terminal, no sé si eran amigos o quería que le devolvieran el pasaje.
Fui a ver la obra de teatro: “Amores de cantina”, en el contexto de “Santiago a mil”, en la plaza de la Constitución en una linda tarde santiaguina, me llamó la atención el título de la obra, siento debilidad por lo marginal, aquello que no esta maquillado, libreteado, arreglado para parecer lo que no es, o simplemente concordar con el stablisment, al parecer la verdad de lo humano brilla mas en las cosas que son no mas, como los torneos de fútbol de campo que me encantan, esa especie de cultura en bruto que no está producida para la ocasión, es no mas, de un tirón, de una vez, no me decepcionó la obra, hablaron que la cantina es la capilla de los tristes, como me dijo un amigo que no terminó muy bien por esos lares: quise ahogar la pena en el mosto y la pena sabía nadar.
José Hernán.