Me acerqué de a poco a Nicanor Parra, cuando lentamente tomé conciencia que la vida es rara, caprichosa, insondable, sorpresiva, suave y violenta, hermosa y horrenda, llena de espejismos y realidades, que sabemos mucho y no sabemos nada, apenas vislumbramos algunas luces, que en vez de buscar respuestas son mejores las preguntas, que algunos se caen hacia arriba y villanos los sepultan como santos y santos son tratados como canallas, las certezas caben en una cabeza de alfiler y las dudas ni en todo el cielo,¡¡ si no fuera por el Sensei de Galilea!!, aquí va uno de mis poemas preferidos.
El hombre imaginario de Hojas de parra (Santiago, Ganímedes, 1985) |
Con ocasión de recibir el premio Cervantes, por estos días, lo representó su nieto, Parra se autoestrevistó y se dijo a si mismo; ¿merece Ud el premio Cervantes? (una especie del Nobel de las letras españolas), si, ¿por qué?, por un libro que estoy por escribir.
José Hernán.