martes, 5 de junio de 2012

Quien te quiere...


Meditaciones.




Un hombre mayor (70 años), puede ser, discute con una mujer mucho menor parece de 40 años tal vez, el con los brazos caídos, ella gesticula con las manos y rostro y lanzaba diatribas mientras el con actitud casi como un ruego la miraba, se acomoda la cartera y otras bolsas, vocifera palabras al parecer fuertes, determinadas y finales, ella intenta avanzar el le cierra el paso sin tocarla pone su cuerpo para impedirle el paso, la vereda el escenario del acalorado debate es angosta, ella repentinamente cruza la calle, casi frente al paradero de micros arriesgando un accidente, el la sigue raudo para seguir impidiéndole el paso con su cuerpo con visibles huellas de los años, cabello blanco, barba añosa, surcos profundos en su rostro, ojos cansados, siempre con las brazos abajo, ella casi lo empuja, no se tocan físicamente, la pelea verbal se traslada frente a un templo con una tremenda cruz y una Biblia saliente en el frontis, en esa vereda hay mas espacio y sigue la batalla, la gente que pasa por el lado no existe para ellos, se sorprenden, bajan la vista, hacen como si no ven ni escuchan, ¿Qué podrían hacer?, ya se sabe: “no te metas en peleas de parejas” , no los juzgo, no los condeno, no los culpo, a lo mejor mas allá se abrazan, se alejan, ¿serían padre e hija?, ¿pareja?, ¿amigos ocasionales?, parientes?, ¿amor contracorriente, fatal, toxico?, ¿pareja de servicios pagados?,¿cariño malo?, ¿vecinos? el mantiene los brazos abajo como caídos, atraídos por la gravedad, giré en silencio y me encaminé a mi casa, el sol (la manta de los pobres), se colaba por entre las nubes para darnos calor, el transantiago no paraba, el metro volaba, la gente se entrecruzaba hacia el destino del día y yo zigzagueaba entre ellos en pos del lugar en que vivo.

José Hernán.