Meditaciones.
Escuchaba a un neurobiólogo concentrado en estudiar el tema de la vista y su proceso cerebral, decía que el cerebro es un mundo de tal inmensidad que conocemos muy poco, son tantas las partes que parecieran funcionan con autonomía e interrelacionados, se sospecha decía el doctor que habría algo así como un director de orquesta.
Últimamente estoy escuchando música de la producción “Playing for Changue”, música para el cambio o algo así, son músicos cuyo escenario principal es la calle, hasta que alguien descubrió los talentosos callejeros de muchos lugares del mundo y los gravó en formato profesional y les dio una razón superior para vivir, ayudar desde su realidad a otros, creando escuelas en lugares difíciles, parecía un talento tirado hasta que llegó un director de orquesta.
De lo poco que sabemos de la flora y fauna que nos acompaña, hay un equilibrio que armoniza, se han visto daños irreparables cuando se rompe ese equilibrio maravilloso, basta sentarse a orillas del mar para imaginar un director de orquesta sideral que conduce esa sinfonía, que cada día nos regala un nuevo recital, un nuevo concierto, no dijo el rey David: “hasta los árboles aplaudían”.
José Hernán.