Meditaciones.
...Vi un lisiado en silla de ruedas, dar un salto mortal, en realidad vi el diario, vi un poco la vida, los que aprendieron y vivieron las reglas para reducir líos, y los cara torcida como el Zalo Reyes, que confiesa haber vivido en excesos, supe del mito que a Victor Jara no le cortaron las manos, lo acribillaron con 42 balazos contados al detalle, el que nos acompañó con canciones tan hermosas, veo a mis hijos que avanzan y retroceden, que rien y lloran, que les da rabia y comprensión, intentando tomarse el cáliz de la decepción del padre, (aunque algunos dicen que el verdadero amor empieza cuando se termina el ideal), que caminan como en un cordel haciendo equilibrio, entre la condenación y el amor, que esperan un mundo sin dolor olvidando que por estos días un muchacho de 22 años hijo de una madre chilena de esas que todo lo cubren con un manto de amor redentor, preparandose para ser pastor le vino un cáncer y está desahuciado, poco puedo hacer por mis hijos, la mayoría de las cosas están jugadas, a menos que el Eterno calme las aguas nuevamente.
Me he detenido a mirar los que hacen bien las cosas, los admiro, en verdad son apóstoles de lo bueno de este mundo, no sé cuan buenos pueden ser, pero aprueban el exámen de la conciencia pública, de aquello que colectivamente le decimos bueno, si, hay almas nobles, corazones que buscan lo que corresponde en cada momento de la vida, se toman de una cuerda y no la sueltan, ¡que maravilla!, eligieron justo la persona , el momento y el lugar, esperaron cuando debían, dijeron la palabra oportuna para el momento apropiado.
Vivimos en medio de mitos y leyendas, de imagenes difusas, de espejismo, por eso siempre he pensado que la mejor manera de acompañar la vida es con cristianismo y sus derivados legitimos, veo que los evangélicos (movimiento al interior del cristianismo originado en el s.XV a la fecha), quiebran en sus proyectos igual que los agnósticos y paran en en los tribunales como los excépticos, de igual manera, ¡vaya!, hace poco se cayó un colegio evangélico en Haití, murieron 75 niños aplastados, ese país condenado a la pobreza por no tener playas como República Dominicana, ¿cuál sería la diferencia?, dicen los sabios que sería el significado que la damos a las mismas experiencias de todos los seres humanos, María la Madre de Jesús no sólo donó un órgano de su Hijo si no la vida entera para que todos nos palpite hoy la esperanza que nos empuja hacia adelante, aún desde lugares insospechados...
José Hernán.
jueves, 27 de noviembre de 2008
jueves, 20 de noviembre de 2008
Esas palabras...
Meditaciones.
...En la vida me fuí enamorando de algunas palabras, en especial de la fe, la esperanza y el amor, de otras la he procurado sacar de mi diccionario y muy especialmente en este tiempo que estoy viviendo: caída, fracaso, error, desgracia, tragedia, horror, destrucción, todas las anteriores.
Será porque todavía creo en la virtud del arrepentimiento, en la gracia consoladora de Dios, en la inmensa fragilidad en que estamos envueltos, en que a veces nos bajamos antes del carro eclesiástico pero no de Dios, además hace tiempo que estaba sentenciado por varias circunstancias.
Será porque mi idealismo que fue una virtud en algún momento se disparó sin control, debí conformarme mas y esperar menos de las personas y las cosas, reducir mis deseos de vivir a concho y ser como los Hindúes, que dicen: elimine sus deseos porque el que nada desea, no peca, y el que no peca es santo.
Será porque no soy importante para causar tanto daño, la puertas de la Iglesia son fuertes para resistir a pecadores como yo que podrían destruirla con sus actos, escandalizar y cuanto adjetivo se le parezca, Dios todavía es Dios.
Será porque amé con todo mi corazón el pastorado y acompañé hasta donde pude acompañar, me rodean las sonrisas y miradas, rostros a quienes pude ayudar mientras fue posible, el tiempo dirá si fuí tan malo como dicen o tan bueno como comentan.
Será porque cargo con el inmenso dolor de esos rostros que me quisieron y confiaron en mí, los repaso una y otra vez, no para autoflajelarme, si no porque los quiero, ancianos y niños, un joven me saludó en un semáforo, con amor misericordioso, no pude dejar de emocionarme porque todavía soy un cristiano.
Será que he vuelto a mi niñez, a recordar los cuentos de mi padre, tampoco digo: ¡menos mal que no viven para ver esto!, creo que me abrían abrazado igual con intenso amor redentor como lo hizo mi familia incluido mis sobrinos, amigos, hermanos en la fe, todavía hay samaritanos que se detenien junto al camino...
No se lo que me espera, no adelanto conclusiones, a lo mejor un desierto como Moisés que quiso tomar la vida por su mano, me rodeará el dolor como a David la guerra hasta el fin de mis días, no lo sé, una profunda depre como la de Elías, la pobreza como muchos de los cristianos primeros, un largo sufrimiento como el de Jeremías, la fugacidad de Abdías, un tiempo dentro del Pez como Jonas, (como algunos llaman a ese relato, el éxito de un fracaso), una nueva historia como Job, que un día cualquiera se cayó todo para recomenzar, en una de esas un auto exilio dorado, después de todo, Dios sale con cada sorpresa...
A nadie le pido que comprenda nada, que crea nada, yo soy responsable de mis actos, nadie mas puede responder por mí, no me justifico de nada, espero reverentemente en Dios que saque a la luz todo, quien hizo que, en la intimidad de los corazones, "victimas, victimarios", jueces y verdugos, atenuantes y agravantes, solo Dios conoce la verdad de todo y en eso espero, en la paz de los que tomaron un camino, quizá el mas difícil de todos...
José Hernán...
...En la vida me fuí enamorando de algunas palabras, en especial de la fe, la esperanza y el amor, de otras la he procurado sacar de mi diccionario y muy especialmente en este tiempo que estoy viviendo: caída, fracaso, error, desgracia, tragedia, horror, destrucción, todas las anteriores.
Será porque todavía creo en la virtud del arrepentimiento, en la gracia consoladora de Dios, en la inmensa fragilidad en que estamos envueltos, en que a veces nos bajamos antes del carro eclesiástico pero no de Dios, además hace tiempo que estaba sentenciado por varias circunstancias.
Será porque mi idealismo que fue una virtud en algún momento se disparó sin control, debí conformarme mas y esperar menos de las personas y las cosas, reducir mis deseos de vivir a concho y ser como los Hindúes, que dicen: elimine sus deseos porque el que nada desea, no peca, y el que no peca es santo.
Será porque no soy importante para causar tanto daño, la puertas de la Iglesia son fuertes para resistir a pecadores como yo que podrían destruirla con sus actos, escandalizar y cuanto adjetivo se le parezca, Dios todavía es Dios.
Será porque amé con todo mi corazón el pastorado y acompañé hasta donde pude acompañar, me rodean las sonrisas y miradas, rostros a quienes pude ayudar mientras fue posible, el tiempo dirá si fuí tan malo como dicen o tan bueno como comentan.
Será porque cargo con el inmenso dolor de esos rostros que me quisieron y confiaron en mí, los repaso una y otra vez, no para autoflajelarme, si no porque los quiero, ancianos y niños, un joven me saludó en un semáforo, con amor misericordioso, no pude dejar de emocionarme porque todavía soy un cristiano.
Será que he vuelto a mi niñez, a recordar los cuentos de mi padre, tampoco digo: ¡menos mal que no viven para ver esto!, creo que me abrían abrazado igual con intenso amor redentor como lo hizo mi familia incluido mis sobrinos, amigos, hermanos en la fe, todavía hay samaritanos que se detenien junto al camino...
No se lo que me espera, no adelanto conclusiones, a lo mejor un desierto como Moisés que quiso tomar la vida por su mano, me rodeará el dolor como a David la guerra hasta el fin de mis días, no lo sé, una profunda depre como la de Elías, la pobreza como muchos de los cristianos primeros, un largo sufrimiento como el de Jeremías, la fugacidad de Abdías, un tiempo dentro del Pez como Jonas, (como algunos llaman a ese relato, el éxito de un fracaso), una nueva historia como Job, que un día cualquiera se cayó todo para recomenzar, en una de esas un auto exilio dorado, después de todo, Dios sale con cada sorpresa...
A nadie le pido que comprenda nada, que crea nada, yo soy responsable de mis actos, nadie mas puede responder por mí, no me justifico de nada, espero reverentemente en Dios que saque a la luz todo, quien hizo que, en la intimidad de los corazones, "victimas, victimarios", jueces y verdugos, atenuantes y agravantes, solo Dios conoce la verdad de todo y en eso espero, en la paz de los que tomaron un camino, quizá el mas difícil de todos...
José Hernán...
viernes, 14 de noviembre de 2008
Tan sólo un golpe...
Meditaciones.
...Dicen que Moisés el padre de la patria de los Judíos y ejemplo de los cristianos, no entró a la tierra prometida por haber golpeado la roca en vez de darle un suave toque, el Deuteronomio (quinto libro de la ley judía), dice que "no glorificó a Dios en medio del pueblo", ¿qué significa eso?, para los pentecostales clásicos será no haber dicho tres veces ¡aleluya!, para los evangélicos históricos no haber respetado el ritual, para los neo'pentecostales, no haber liberado el agua de la roca; en cualquier caso, en razonamiento meramente humano pareciera que Dios estaría hilando muy fino con Moisés, comparándolo con otros que se les perdonaron varias,la mano venía cargada con este extraordinario líder.
La presión del pueblo por agua, el cansancio, el mandato sorprendente de sacar agua de la roca, como si hoy saliera petróleo en el grifo de la esquina, Moisés agobiado por un calor abrasador, diríamos humanamente se le fue el bastón en un momento...pero ningún argumento puede cambiar el trato que Dios tiene con hombre.
Los que me quieren y conocen mi historia reciente dicen: ya lo restaurará el Señor, El ha invertido mucho en Ud, paciencia que tendrá nuevamente su corona, ¿por qué renuncio a todo?, tengo la impresión que en algunos niveles de responsabilidad en que nos pone Dios, no basta arrepentirse, pedir perdón, hay que renunciar, por la dignidad del cargo, por la fe pública de quienes le tocó en gracia conducir, por la trascendencia del oficio, no por orgullo, ni menos querer evadir responsabilidades, auto exiliarse es una pequeña forma de expiar el mal causado, la moral agraviada (bíblica y no tanto). Otros adelantan conclusiones, pero no hay que olvidar, que el trato primero es con Dios, ante El me saque mis sandalias cuando ardía la zarza frente a mis ojos, El me llevó al desierto para entrenarme, fue El, el que me hizo un pequeño libertador, y me enseño a repetir la canción de todos, "dejen ir a mi pueblo" de toda forma de esclavitud, con El me puse a caminar, me aventuré con El, me asombré, me caí, me levanté, reí y lloré, a El le clamé en silencio y abatido muchas veces y fue propicio a mi frágil humanidad, nunca faltó un oasis en la dura lucha de vivir, estoy cierto que el maná seguirá cayendo del cielo, el conoce mi historia íntima desde el vientre de mi madre, con el sentí el amor más profundo que aun no se disipa de mi alma...
La epopeya de Moisés la veo como una gran metáfora de la vida, tan grande que cabemos todos y tan pequeña que me habla en personal, acepto sus designios en silencio sagrado, me inclino ante su soberanía, nada le pido, no aplico ninguna lógica humana de derechos y deberes, me entrego a su justicia en santa reverencia, me abandono a Dios... lo mas probable es que mire de lejos la tierra prometida: de una Iglesia con los pies en la tierra y la mirada en el cielo...
José H. Mulato Henríquez.
...Dicen que Moisés el padre de la patria de los Judíos y ejemplo de los cristianos, no entró a la tierra prometida por haber golpeado la roca en vez de darle un suave toque, el Deuteronomio (quinto libro de la ley judía), dice que "no glorificó a Dios en medio del pueblo", ¿qué significa eso?, para los pentecostales clásicos será no haber dicho tres veces ¡aleluya!, para los evangélicos históricos no haber respetado el ritual, para los neo'pentecostales, no haber liberado el agua de la roca; en cualquier caso, en razonamiento meramente humano pareciera que Dios estaría hilando muy fino con Moisés, comparándolo con otros que se les perdonaron varias,la mano venía cargada con este extraordinario líder.
La presión del pueblo por agua, el cansancio, el mandato sorprendente de sacar agua de la roca, como si hoy saliera petróleo en el grifo de la esquina, Moisés agobiado por un calor abrasador, diríamos humanamente se le fue el bastón en un momento...pero ningún argumento puede cambiar el trato que Dios tiene con hombre.
Los que me quieren y conocen mi historia reciente dicen: ya lo restaurará el Señor, El ha invertido mucho en Ud, paciencia que tendrá nuevamente su corona, ¿por qué renuncio a todo?, tengo la impresión que en algunos niveles de responsabilidad en que nos pone Dios, no basta arrepentirse, pedir perdón, hay que renunciar, por la dignidad del cargo, por la fe pública de quienes le tocó en gracia conducir, por la trascendencia del oficio, no por orgullo, ni menos querer evadir responsabilidades, auto exiliarse es una pequeña forma de expiar el mal causado, la moral agraviada (bíblica y no tanto). Otros adelantan conclusiones, pero no hay que olvidar, que el trato primero es con Dios, ante El me saque mis sandalias cuando ardía la zarza frente a mis ojos, El me llevó al desierto para entrenarme, fue El, el que me hizo un pequeño libertador, y me enseño a repetir la canción de todos, "dejen ir a mi pueblo" de toda forma de esclavitud, con El me puse a caminar, me aventuré con El, me asombré, me caí, me levanté, reí y lloré, a El le clamé en silencio y abatido muchas veces y fue propicio a mi frágil humanidad, nunca faltó un oasis en la dura lucha de vivir, estoy cierto que el maná seguirá cayendo del cielo, el conoce mi historia íntima desde el vientre de mi madre, con el sentí el amor más profundo que aun no se disipa de mi alma...
La epopeya de Moisés la veo como una gran metáfora de la vida, tan grande que cabemos todos y tan pequeña que me habla en personal, acepto sus designios en silencio sagrado, me inclino ante su soberanía, nada le pido, no aplico ninguna lógica humana de derechos y deberes, me entrego a su justicia en santa reverencia, me abandono a Dios... lo mas probable es que mire de lejos la tierra prometida: de una Iglesia con los pies en la tierra y la mirada en el cielo...
José H. Mulato Henríquez.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Se cayó de la cruz.
Nunca supo que había estado crucificado hasta que se cayó de la cruz. Incrédulo, no reaccionó de inmediato, no asimilaba lo ocurrido. Solo tiempo después se dió cuenta que la caída se había anunciado pero que igual lo había tomado desprevenido. Y es que, clavado en la cruz, vivía absorto en la bondad de su entrega, aunque también en el dolor de su cuerpo. A veces estaba contento. Si no lograra redimir a nadie al menos estaba cumpliendo con su deber. Y, en cualquier caso, eso era bastante. Otras veces, sin embargo, el dolor lo dominaba y el sacrificio le parecía inútil, entonces la tristeza y la desesperanza le oprimían el corazón y reclamaba morir. O, por lo menos, anhelaba un cambio. Poco a poco, los clavos que lo sujetaban a la cruz comenzaron a aflojarse. Quizá fuera la acción del tiempo y el desgaste de su cuerpo y hasta del propio metal. Pero un día como cualquier otro se cayó. Y se cayó, pesadamente, sobre su costado. Ahora la espalda le dolía intensamente. Se incorporó con lentitud, se cogía la espalda, como impidiendo que se mueva, para evitar el dolor. Finalmente pudo pararse. Pero su libertad de movimientos le era extraña. Siempre había estado en el mismo sitio, en la cruz. Con el cambio estaba triste y desorientado. Se repetía, para poder creerlo, que había vivido crucificado. Pero, en realidad, no terminaba de darse cuenta. ¿Tendría que sentir pena por su vida pasada o debería pensar en el futuro?... No podía contestar. Y además no tenía nada que hacer. Entonces, en una inspiración que atribuyó a la memoria de su especie, se le ocurrió orar. No sabía a quién dirigir su oración pero eso no le importó pues en verdad quería escuchar sus deseos. Comenzó a decir: "vida que me tienes sin ser mía, te ruego que no te vuelvas contra mí, permíteme hallar mi destino, ayúdame a encontrar a los otros, a esas personas que quiero pero que no logro hacer entrar en mi corazón. Aparta de mí la tentación del sacrificio y del silencio. Líbrame del mal humor. Hazme hablar. Para creer, dame tu bendición. Y déjame confiar. Y yo, por mi parte, te prometo aceptar la tristeza cuando se apoderé de mí. Hablaré con ella. Escucharé sus reclamos. No seré sordo a su sabiduría. Pero me quedaré con ella solo hasta cuando tenga algo que decirme. No le tendré miedo, no me detendrá, tampoco seré compasivo. Entonces, te invoco vida, date cuenta que solo te pido que seas mía"
Sintió que siempre había conocido a la voz que había dicho esas palabras. Le parecían lógicas. Pero otra voz le decía "¡imbécil! súbete a la cruz, terminemos de una vez". Volvió a repetir su oración. Le parecía impecable. Pero por si acaso, añadió: destino ¡dame fuerzas! ; suerte ¡séme propicia!; justicia, ¡muéstrame tu obra! Vete tragedia, fuera horror.
Por Gonzalo Portocarrero.
Sintió que siempre había conocido a la voz que había dicho esas palabras. Le parecían lógicas. Pero otra voz le decía "¡imbécil! súbete a la cruz, terminemos de una vez". Volvió a repetir su oración. Le parecía impecable. Pero por si acaso, añadió: destino ¡dame fuerzas! ; suerte ¡séme propicia!; justicia, ¡muéstrame tu obra! Vete tragedia, fuera horror.
Por Gonzalo Portocarrero.
lunes, 10 de noviembre de 2008
Decálogo para acompañar.
1- No invadirás la intimidad del dolor pero estarás presente.
2- Respetarás sin aconsejar en el dolor y tu silencio parecerá abandono.
3- Acompañarás en el dolor estando lejos del dolido
4- Serás doliente con el dolido y no podrás hacer nada
5- Sufrirás cielo y tierra mientras pasaren y también aunque no pasaren
6- Reemplazarás lo perdido con otra presencia que no será nunca lo perdido
7- Consolarás sin saber cómo y decirlo aumentará el dolor
8- Llorarás el llanto del dolido y el dolor quedará
9- Aprenderás a desear el paso del tiempo para que el dolor se calme
10- Te dolerás por desear el paso del tiempo porque traerá nuevas pérdidas
La Monja guerrillera
sábado, 8 de noviembre de 2008
En silencio...estoy contigo.
Jesús se agachó y con el dedo se puso a dibujar en el suelo." Jn 8, 6
Querido Hernán
Son las 8 PM. de hoy miércoles...
En la mañana te envíe un correo sin saber lo que había acontecido ayer noche.
Hace más o menos una hora que llegué de la iglesia (iba a trabajar ayudando en la biblioteca); la hna. Esterlinda ni el otro hermano estaban.
Entonces me enteré ... Querido amigo...Hernán... en silencio... y con respeto te acompaño en estas horas;
y te recuerdo lo que Philipp Yancey dice en alguno de sus libros "no hay nada tan malo que yo pueda hacer para que Dios me ame menos, ni nada tan bueno para que Él me ame más" eso es -la Gracia-
Quisiera darte un fuerte abrazo, así es que cierra los ojos y siéntelo
Shalom
lunes, 3 de noviembre de 2008
Tiempo de despedidas...
...Ya no trabajo para la Corporación 1era Iglesia Bautista en Concepción, agradecido por todo lo bueno que pude vivir con ellos durante 16 años, hay buena gente en esa comunidad, les mando todo mi cariño a los que me acompañaron en tantos proyectos en bien del prójimo, cuando fuimos todos juntos un punto de contacto para que otras despertaran a la fe en Dios, cuando nos juntamos a aprender y compartir del sabio consejo de Dios en la Biblia, cuando nos reunimos para agradecer en adoración al Señor, ¡que bueno eran esos cultos!, cuando nos reunimos en la fraternidad cristiana a compartir la vida, ¡uf!, que hermosos recuerdos...
Pido perdón a todos los que pude dañar por acción u omisión, me voy con lo bueno de cada uno de Uds. no tengo espacio para otra cosa en mi corazón, las experiencias buenas cubrieron mi corazón como la nieve cubre las piedras y los espinos, a los que me aman, les recuerdo que las amistad verdadera dura toda la vida...
Mi cariño y agredecimiento...
Hermano, José Hernán Mulato Henriquez.
Pido perdón a todos los que pude dañar por acción u omisión, me voy con lo bueno de cada uno de Uds. no tengo espacio para otra cosa en mi corazón, las experiencias buenas cubrieron mi corazón como la nieve cubre las piedras y los espinos, a los que me aman, les recuerdo que las amistad verdadera dura toda la vida...
Mi cariño y agredecimiento...
Hermano, José Hernán Mulato Henriquez.
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