jueves, 20 de noviembre de 2008

Esas palabras...

Meditaciones.

...En la vida me fuí enamorando de algunas palabras, en especial de la fe, la esperanza y el amor, de otras la he procurado sacar de mi diccionario y muy especialmente en este tiempo que estoy viviendo: caída, fracaso, error, desgracia, tragedia, horror, destrucción, todas las anteriores.

Será porque todavía creo en la virtud del arrepentimiento, en la gracia consoladora de Dios, en la inmensa fragilidad en que estamos envueltos, en que a veces nos bajamos antes del carro eclesiástico pero no de Dios, además hace tiempo que estaba sentenciado por varias circunstancias.

Será porque mi idealismo que fue una virtud en algún momento se disparó sin control, debí conformarme mas y esperar menos de las personas y las cosas, reducir mis deseos de vivir a concho y ser como los Hindúes, que dicen: elimine sus deseos porque el que nada desea, no peca, y el que no peca es santo.

Será porque no soy importante para causar tanto daño, la puertas de la Iglesia son fuertes para resistir a pecadores como yo que podrían destruirla con sus actos, escandalizar y cuanto adjetivo se le parezca, Dios todavía es Dios.

Será porque amé con todo mi corazón el pastorado y acompañé hasta donde pude acompañar, me rodean las sonrisas y miradas, rostros a quienes pude ayudar mientras fue posible, el tiempo dirá si fuí tan malo como dicen o tan bueno como comentan.

Será porque cargo con el inmenso dolor de esos rostros que me quisieron y confiaron en mí, los repaso una y otra vez, no para autoflajelarme, si no porque los quiero, ancianos y niños, un joven me saludó en un semáforo, con amor misericordioso, no pude dejar de emocionarme porque todavía soy un cristiano.

Será que he vuelto a mi niñez, a recordar los cuentos de mi padre, tampoco digo: ¡menos mal que no viven para ver esto!, creo que me abrían abrazado igual con intenso amor redentor como lo hizo mi familia incluido mis sobrinos, amigos, hermanos en la fe, todavía hay samaritanos que se detenien junto al camino...

No se lo que me espera, no adelanto conclusiones, a lo mejor un desierto como Moisés que quiso tomar la vida por su mano, me rodeará el dolor como a David la guerra hasta el fin de mis días, no lo sé, una profunda depre como la de Elías, la pobreza como muchos de los cristianos primeros, un largo sufrimiento como el de Jeremías, la fugacidad de Abdías, un tiempo dentro del Pez como Jonas, (como algunos llaman a ese relato, el éxito de un fracaso), una nueva historia como Job, que un día cualquiera se cayó todo para recomenzar, en una de esas un auto exilio dorado, después de todo, Dios sale con cada sorpresa...

A nadie le pido que comprenda nada, que crea nada, yo soy responsable de mis actos, nadie mas puede responder por mí, no me justifico de nada, espero reverentemente en Dios que saque a la luz todo, quien hizo que, en la intimidad de los corazones, "victimas, victimarios", jueces y verdugos, atenuantes y agravantes, solo Dios conoce la verdad de todo y en eso espero, en la paz de los que tomaron un camino, quizá el mas difícil de todos...

José Hernán...