lunes, 8 de febrero de 2010

Una semana en Santiago...


Meditaciones...

El viernes no había "colado" (almuerzo) le dicen los santiaguinos, como a las cinco me acerqué a un restaurante a celebrar (sólo) mi primera semana contratado en una institución educacional, al lado mío en el mesón se sentó un varón y pidió un tártaro, ¿que será eso me dije?, un plato de carne cruda cocida al limón, con aceite de oliva, pimienta y bien sazonado, unas tostadas con mantequilla y ante mi incredulidad se zampó el plato de carne cruda “cocida” al limón.

Veo niñas de la mano intensamente de la mano, otras acariciándose esas ya no son amiguis, son…bueno no tengo la mejor palabra para no ofenderlas, un símbolo del diario de tarde la segunda ya no lo vende está retirado y panzón, los motes con huesillos me esperan, felizmente son baratos uf como los he disfrutado, espero a mi hija que ya viene para darnos un banquete del rico mote con huesillos…ahí estaba ya anciano pero firme el que me tocó la fibra mas íntima una tarde de otoño, con su “¡gloria al que vive¡,¡gloria al Pulento¡.

Con un letrero raído dicen: "gratis un abrazo", yo los abrazo a ellos también, las tribus urbanas muestran sus colores y sus vestimentas sorprendentes tanto como andar con corbata en un día de calor, los pintores de plaza de armas, los jugadores de dama y ajedrez azuzan su inteligencia pa’ vencer, los del movimiento evangélico con todos sus juicios, advertencias mas bien pesimistas; me recibe sin duda la diversidad santiaguina..

Estoy aprendiendo duramente con el transantiago ya le veo unas ventajas pero hay que estar atentos te puede jugar una broma pesada, si te subes al metro del color equivocado a la hora punta, te profetizo un buen rato en metro hasta dar con la estación verde, si tomas un bus expreso que son rápidos pero no paran en todas los paraderos puedes sudar caminando varias cuadras de retorno, la tarjeta bip ya la manejo; me asusté un día, dije me vino el viejazo, encontré tan largas las escalas, mis piernas flaqueaban, el calor me tenía lona, felizmente me faltaba un poco de agua, ahora que han bajado las temperaturas en febrero me ha vuelto la vitalidad de nuevo.

El amor de mi familia santiaguina tanto de fe como sanguínea ha sido resucitante, se han ocupado hasta de los detalles de mi residencia en la tierra como diría el mega ególatra Neruda, (lo comprendo, con tantas luces y genialidades en su cerebro, yo habría sido peor); que le falta a mi tío, hermano, sobrino, primo, mis amigos se ocupan diligentemente de mi alma.

La comunidad de fe que me acompaña insiste en decirme pastor, les digo que no lo hagan me tiraron cinco años y un día de disciplina pero son porfiados…me dicen frases tan redentoras como: “no importa lo que haya hecho lo perdonamos”, “no me interesa saber nada, no diga nada, lo perdono”, ¡como me acorralan en amor', me rodean como en un jardín de misericordia, algunos me miran con ciertas dudas, los comprendo, la policía religiosa vigila.

Mi hijo Daniel me acompaña por estos días de enero y febrero, me llama, me mira, observa, se acomoda, conversamos, trabaja de empaque en supermercado, gana su plata mientras se prepara para entrar a la U, quedó en psicología, tiene talento para eso,(buzo de la conciencia), lo veo crecer, hacerse hombre, espero con todo mi ser que se haga cristiano, ayer me dijo voy a la iglesia a lavar mi alma, siempre me las tira en broma y en serio; mi santa hermana Ester, me mira prudente como angelito vigilante de mi bien, abrazo a su hijos tan llenos de vida y ellos a mi.

Espero a mi tres hijos por estos días, sentiré su aroma, su sonrisa, sus modos, sus formas, para mi la mas lindas del mundo…por allá recuerdo mi Valparaíso querido, mi año sabático en el puerto tan lleno de música, color y movimiento con esa nota marginal insuperable…Santiago será chile pero Valparaíso por mucho seguirá siendo mi amor…

José Hernán.