jueves, 1 de septiembre de 2011
¿Sonará la campana o sonaremos?.
Meditaciones.
Decía un amigo: No soy tan importante para que el diablo se ocupe de mi…el busca trofeos, gente importante, los generales del cristianismo, se ocupa de gente que puede revelar los trucos de las tinieblas, se ocupa de los hacen una fogata no de los que encienden una vela, se ocupa de hacer la educación una oferta al mejor postor, negociar con el saber del hombre, con lo que es para entender el mundo, lo que toca su ser mas profundo, su alma, su destino, bien decía un profesor primario: el que no sabe es como el que no ve, y al mandinga le interesan las tinieblas.
Es viejo el chiste que diablo lloraba en una plaza por que todos los evangélicos de alrededor le echaban la culpa a el de sus actos reñidos con la moral, ¿Quién será el culpable del estado deplorable de la educación en Chile?, desfilan los ministros, buscando el cordero que sacrificar, culpas mutuas, de gobiernos sucesivos, nada claro, se ha probado con todo tipo de personas y talentos, hoy tenemos un polemista como el Sr. Bulnes, mañana ¿quien será?, me cogotea una pregunta: ¿tiene el Mineduc la capacidad para garantizar una educación de calidad a los chilenos?, sospecho que la burocracia se come hasta el ministro mas ejecutivo, eficiente y eficaz.
Cada uno elige la vida que quiere tener por lo menos en algunos ámbitos por reducidos que sean, todavía hay libertad para creer en Dios esa fuerza interior que hace a los hombres cambiar su destino, en la esperanza que la ovejas negras pueden cambiar de color, Dios es el ser mas democrático, a cada ser humano le da un don, una capacidad, un talento, no importa su origen, condición social, raza, pero el contexto social en la mayoría de los casos los aplasta, los condena, los pierde del camino, justicia hermano, justicia de la profunda es la que clama el buen Jesús en estos tiempos, para que en la pista de la vida, algunos no corran con equipamiento completo y otros con una pesada mochila social (capital cultural), sin conocer la pista y a pata pelá.
En la movilidad estudiantil ha tomado inusitada relevancia el lenguaje: ¿Qué se entiende por lucro?, ¿es la educación un derecho que el estado debe garantizar, o el estado se sienta en la galucha a ver la competencia mercantil en la educación?, de pronto sabemos del capital cultural de los padres, ¿Qué es eso?, de la ley SEP, de la Junaeb, del Mineduc, de la Confech, ¿Qué es estado y que es gobierno?, ¿Educación centrada en el individuo/educación centrada en lo colectivo?.
Esta despierto el país, curioso antes que sonara la campana estudiantil, ¿todos dormíamos obnubilados en nuestros propios hábitos soporíferos?. Los profetas del desastre aparecen con sus oráculos trágicos: ¡perderán el año!, ¡quebraran miles de colegios poniendo fin al lucro en verdad!, bueno depende, que cosa esta en juego, si la educación por décadas se ha hecho, a la “chilena”, habrá un precio que pagar, si de verdad se espera por un cambio estructural de la misma.
La idea de algunos politiqueros es salir lo menos dañados posibles, pero ya hay algunos bastante machucados, Girardi y Melero ambos presidentes de las cámaras de Senadores y Diputados respectivamente, se pasearon por todos los medios hasta que Melero acusó a Girardi que él tenía su propia agenda. Los demás politiqueros con accesos a un programita de TV, se transformaron en contorsionistas de las ideas, relaciones, situaciones, como que una UDI se siente con amplia sonrisa al lado de un transformista en TV, ¡vaya!, ¡vaya!...
Entre tanto visito una ancianita que sabe que tiene cáncer, sabe que se va a morir pronto, me impresiona la paz interior, la serenidad que trasunta en el diálogo, rodeada de una verdadera farmacia para paliar el dolor aunque sea en parte, ¡que potente es el cristianismo! Que nos ayuda morir y a vivir dignamente, después de todo: “morir es ganancia” y por cierto que cuando ya no esté con nosotros no diremos, ¡que lamentable pérdida!, diremos ¡vaya con Dios!, por lo bajo estará en el allá, al otro lado, no se de que forma, Facundo Cabral y su verso a la vena, puede ser, a lo mejor, es posible, diría Marcelo Salas.
José Hernán.