martes, 2 de diciembre de 2008

¡Que no le arranquen hojas al Evangelio!...

Meditaciones...

Parece que la Biblia es una colección de historias dramáticas, inmensas, intensas y misteriosas, conectadas unas a otras por un lazo invisible, hay mucho allí pero sobre todo drama, desde el Génesis que ocupa un capítulo y medio para contarnos poéticamente la creación y cuarenta y ocho capítulos y medio para contarnos la historia de cinco familias, relatos como truncados a pedazos, como si estuviera todo pero le faltara algo, termina con el Apocalipsis, con Juan en el exilio escribiendo entre fulgores revelatorios alejado de todo lo bueno de este mundo en una isla, separado por "un mar de cristal", "por causa del testimonio de Jesucristo", otros estamos por otras causas separado por un "mar de Cristal".

En medio de todo, breves historias de lo mas hermoso que se puede disfrutar de este mundo y lo mas vil y oscuro de la conducta humana, esto se nota especialmente con la irrupción en escena de Jesucristo, su nombre lo dice todo, el "Salvador ungido", no podría ser de otra manera considerando la especie humana en su conjunto, tenía que ser el Salvador investido cuyo oficio sigue siendo salvar, ayudar sería poco, escribir queda corto, el de buenas intenciones sería inocente, tiene que ser Salvador, contra todo pronóstico, necesitamos ser salvados, una y otra vez, de mil maneras, a cada momento.

Subió a la cruz por todos nosotros juntos, con el nombre de cada uno, en mi caso sabía que me apartaría temprano del pastorado, igual apostó por mi, sabía los detalles íntimos de mi corazón, las decisiones buenas y locas que tomaría, lo que pude hacer en mis ratos cuerdos y lo que dejé de hacer por mi inconsciencia, el balance final se lo dejo a El, pues mi historia no ha terminado.

El Sensei de Galilea nos dejó historias luminosas, para que la tristeza no se pegue a nosotros como la tinta china: El caso Mateo, un recado para los indecisos, que "dejándolo todo" le siguió; ternura infinita como la Samaritana, para los corazones maltratados; inclusión en el mundo de los afectos con mastique incluido para no dejar dudas a un solitario como Zaqueo; la salvada sideral de la mujer adúltera que arriesgó la vida misma, ¿que vio Cristo en ella que no vieron sus acusadores-justicieros?; la sensibilidad para los humillados como aquella mujer que "le tocó el manto", que vivía encadenada a una enfermedad pudorosa; la redención de los que no tienen posibilidad ninguna, como el paralítico del estanque de cinco pórticos, que ya era parte del paisaje, no había Teletón que lo salvara; la consolación de una familia que creía a su lolita muerta, pero para Cristo dormía; que decir de sus enseñanzas y obras de bien, me faltaría blog para hablar de ellas, todas señales que nos abrazan a todos nosotros, que ninguna hoja del evangelio se caiga, una sola vocal forma la palabra fe, podría salvar del desastre a mas de alguno...

José Hernán...