Muchos creyentes [en Dios], padecen de exceso de optimismo, creen que las cosas cambian para mejor, (entiéndase bienestar), sí o sí, a como dé lugar, invocando otra frase, altamente explosiva “porque Dios es poderoso”, la verdad es que nadie discute eso, el asunto es cómo funciona la vida creada por él Poderoso. Cuando era Pastor joven, pensé que podía “arreglarle” la vida a todos, hasta que me di de bruces con la realidad, no me entiendan mal, no es que hoy sea fatalista, tuve que aprender a leer la Biblia de nuevo, para ser optimista en la cosas que hay que serlo, evitar dar remedios irresponsables, es muy dañino y cruel tratar livianamente con las esperanzas de la gente, te ven entrar a su casa a visitar un enfermo grave y te miran, y sus ojos te dicen, ¿Qué va hacer pastor?, darle aspirinas para el cáncer no corresponde, lo menos que podemos hacer es ser honestos.
Parece que optimismo, no es lo mismo que esperanza, optimismo es más bien una actitud mental de verle el lado bueno de las cosas, esperanza es abrazar toda la vida con sus dolores y alegrías, y en ese abrazo sentir que Dios está contigo.
Intuyo que hay experiencias que las cambia el tiempo, otras las cambia Dios, otras las cambia uno, otras no cambian, como cuando me dijo la hermana, “recibí de Dios”, que la hermana se sana, y se murió al mes después; como cuando se murió en mi ciudad de un cáncer feroz un pastor que tenía un ministerio de “sanidad divina”; como cuando visitamos a un hermano que literalmente su familia se la llevó el diablo, en otro tiempo predicador, hoy sólo, abandonado, quebrado, no he sabido de él últimamente; como cuando me llamó un muchacho que conocí rodeado de miseria y pobreza, pero rompió el cerco y fue liberado, hoy trabaja en un empresa con familia y casa.
La Biblia nos presenta contraindicaciones al optimismo religiosos desde el principio, te haré padre de multitudes le dijo a Abraham, y después le dice dame a tu único hijo, claro, hoy lo sabemos, pero él no lo sabía; por “pequeñas” cosas diríamos hoy, Moisés no entró a la tierra prometida, el que sí lo merecía quedó afuera; de una familia enferma Dios sacó un tesoro como José; algunos partieron muy bien y terminaron mal, otros partieron mal, nadie daba un chaucha por ellos y terminaron bien, de lo vil del mundo a tomado Dios, ¡señores!; las heridas de Cristo hablan de un drama antes que salir ileso; el capítulo 11 de Hebreos ese museo de la fe, habla de convivir con el sufrimiento, en casi todas sus formas; lo único que es garantía es nuestro vínculo con su reino, a veces Cristo quiso dar una señal y resucitó a una jovencita, otras veces se “sintió morir”; si mis hermanos, hay misterio en la Biblia, en el sentido de trascendente, más allá de toda comprensión, ¿mudaran las manchas el leopardo?, como pregunta el profeta, algunos si, otros quedarán grises, otros remarcados, no es porque Dios no tenga poder,…lo cierto, es que en la mayoría de los casos no sabemos.
Gloria al Pulento.
Pulento: Neologismo de un anunciador callejero de Santiago que usaba para referirse a Dios como, el Magnífico, el Ser total, el Capo de todo.